La prevalencia del déficit de vitamina D en la población general varía en función del tramo de edad:

• Personas <  65 años: 40%.

• Personas > 65 años: 80% - 100%.

La síntesis de vitamina D depende de la exposición a la radiación ultravioleta. En regiones ubicadas por encima de los 40º de latitud norte, no se produce suficiente vitamina D durante aproximadamente 6 meses al año. En España, Cádiz es el único lugar que se encuentra por debajo de los 40º de latitud norte. 

En los países nórdicos se reconoce ampliamente la necesidad de suplementar la vitamina D debido a la falta de producción natural. Sin embargo, en nuestro país no se tiene la misma conciencia sobre la importancia de la suplementación de vitamina D.

• Intensidad de la radiación solar: En gran parte de España, la intensidad de la radiación solar durante los meses de invierno no es suficiente para sintetizar vitamina D debido a la latitud en la que nos encontramos.

• Color de piel: Las personas con piel oscura tienen una menor capacidad de sintetizar  vitamina D y requieren aproximadamente diez veces más exposición solar para producir la misma cantidad que las personas de piel clara.

• Uso de protector solar: El uso de protector solar es fundamental para reducir el riesgo de cáncer de piel y otras lesiones causadas por la radiación solar. Sin embargo, un factor de protección solar 8 o superior bloquea por completo la producción de vitamina D.

• Superficie y duración de la exposición solar: Se requiere una exposición directa al sol en brazos, manos, piernas y cara durante 15 a 30 minutos diarios para sintetizar vitamina D. La exposición a través de ventanas no es suficiente. Además, esta exposición solar debe ocurrir entre las 10 de la mañana y las 4 de la tarde.

El mecanismo de acción de la vitamina D se basa en su unión a los receptores celulares de la vitamina D (VDR), los cuales están ampliamente distribuidos en diversos órganos y tejidos del cuerpo humano. Entre estos se incluyen los riñones, las células de la piel, las glándulas paratiroidea, la retina y las neuronas, entre otros. La unión de la vitamina D a los receptores VDR desencadena una serie de respuestas biológicas que son fundamentales para el funcionamiento adecuado de estos órganos y tejidos.

La principal función de la vitamina D es la mineralización, el crecimiento y la remodelación ósea, lo que tiene efectos directos en el sistema esquelético. Sin embargo, la vitamina D también tiene efectos pleiotrópicos, lo que significa que actúa en diversas áreas del organismo. Estos efectos incluyen:

• Inflamación: La vitamina D puede modular la respuesta inflamatoria en el organismo, ayudando a regular el sistema inmunológico y reducir la inflamación crónica.

• Crecimiento celular: La vitamina D puede influir en el crecimiento y la diferenciación celular, lo que puede ser relevante en procesos como la proliferación y la diferenciación de las células.

• Neuromuscular: La vitamina D desempeña un papel importante en la función neuromuscular, ayudando a mantener la integridad y la contracción adecuada de los músculos.

• Función inmune: La vitamina D está implicada en la regulación del sistema inmunológico, promoviendo respuestas inmunitarias saludables y ayudando a prevenir enfermedades autoinmunes.

• Metabolismo de la glucosa: Se ha observado que la vitamina D puede influir en el metabolismo de la glucosa y en la regulación de los niveles de azúcar en sangre, lo que puede ser relevante en la prevención y el manejo de la diabetes.

Estos son solo algunos ejemplos de los efectos pleiotrópicos de la vitamina D, mostrando su influencia en diversos procesos fisiológicos y sistemas del cuerpo humano.

La vitamina D desempeña un papel en la respuesta del sistema inmunológico mediante la regulación genómica y no genómica:

• Regulación genómica: La interacción de la vitamina D con su receptor VDR (receptor de la vitamina D) puede resultar en la regulación de la expresión de genes, lo que a su vez conduce a la reducción de la producción de mediadores inflamatorios en células endoteliales y regula los procesos de diferenciación, activación y proliferación de monocitos, macrófagos y linfocitos T.

• Regulación no genómica: La vitamina D también ejerce acciones no genómicas que ayudan a mantener la homeostasis del calcio intracelular. Estas acciones no genómicas implican la participación de cadenas de mensajeros secundarios que contribuyen a regular el equilibrio del calcio en el interior de las células.

Los principales grupos de riesgo para la deficiencia de vitamina D incluyen:

• Personas con desórdenes musculo-esqueléticos, endocrinos y pancreáticos:  Condiciones como la osteoporosis, la osteomalacia, el hipoparatiroidismo y la diabetes pueden estar asociadas con una mayor probabilidad de deficiencia de vitamina D.

• Personas con un aumento de demanda por motivos fisiológicos: Durante etapas de crecimiento rápido, como la infancia y la adolescencia, así como durante el embarazo y la lactancia, hay una mayor demanda de vitamina D en el cuerpo.

• Personas con síndromes de malabsorción: Condiciones como la enfermedad celíaca, la enfermedad inflamatoria intestinal y la enfermedad de Crohn pueden interferir con la absorción adecuada de vitamina D en el intestino.

• Personas con enfermedades hepáticas, renales, respiratorias, infecciosas, sistémicas del tejido conectivo, enfermedades de la piel, enfermedad cardiovascular y enfermedades del sistema nervioso: Estas condiciones médicas pueden afectar la síntesis, la activación o el metabolismo de la vitamina D en el organismo.

• Personas con menor síntesis de vitamina D en la piel: Individuos con una exposición limitada a la luz solar, como aquellos que viven en áreas con poca luz solar o que tienen  la piel cubierta de manera constante, tienen un mayor riesgo de deficiencia de vitamina D.

• Personas en uso crónico de medicamentos: Algunos medicamentos, como los glucocorticoides, los antiepilépticos y los antirretrovirales, pueden interferir con el metabolismo y la absorción de la vitamina D.

Es importante destacar que estos grupos de riesgo pueden variar y es recomendable que hacer una evaluación individualizada de cada paciente para evaluar su situación y necesidades específicas de suplementación de vitamina D.

Los niveles adecuados de vitamina D en adultos generalmente se sitúan entre 30-50 ng/mL. Si los niveles están entre 20 y 30 ng/mL, se considera insuficiencia de vitamina D, mientras que por debajo de 20 ng/mL se considera  deficiencia. Es importante recalcar que  la interpretación de los niveles de vitamina D debe realizarse considerando el contexto clínico individual, teniendo en cuenta otros factores y síntomas relevantes para determinar el estado de vitamina D de un paciente

La Asociación Española de Pediatría (AEPED) establece que los niveles normales de vitamina D se encuentran en el rango de 20-50 ng/mL. Valores por encima de 50 ng/mL son motivo de preocupación, mientras que niveles entre 12-19 ng/mL se consideran insuficientes para un correcto funcionamiento del organismo. Se considera deficiencia de vitamina D cuando los valores son inferiores a 12 ng/mL. 

Es importante recalcar que la interpretación de los niveles de vitamina D debe realizarse considerando el contexto clínico individual, teniendo en cuenta otros factores y síntomas relevantes para determinar el estado de vitamina D de un paciente

La Sociedad Española de Médicos Generales (SEMG) define la sobredosis de vitamina D cuando los valores de VD se encuentran en el rango de 50-150 ng/mL. Si los niveles superan los 150 ng/mL, se considera una intoxicación de vitamina D.

Se recomienda la suplementación con vitamina D a todas las personas que presenten niveles de vitamina D por debajo de 30 ng/mL, lo cual indica una insuficiencia de vitamina D. 

Además, se debe considerar la suplementación en personas que tienen necesidades aumentadas o que están en riesgo de deficiencia. Esto incluye a individuos con epilepsia, esclerosis múltiple, mujeres con osteoporosis, mujeres postmenopáusicas, niños en edad de crecimiento, niños con obesidad, personas sometidas a tratamientos crónicos con glucocorticoides (como inhaladores), personas con síndrome metabólico, personas trasplantadas y personas con fatiga crónica. Estos grupos tienen un mayor riesgo de deficiencia de vitamina D y pueden beneficiarse de la suplementación para optimizar sus niveles y abordar posibles problemas de salud relacionados.

La Autoridad Europea de Seguridad Alimentaria (EFSA) ha establecido recomendaciones específicas de ingesta diaria de vitamina D para diferentes grupos de población. A continuación se presentan las recomendaciones según grupos de edad y situaciones específicas:

• Niños de 3 a 10 años: Se recomienda una ingesta diaria de 600 UI de vitamina D diarias.

• Adolescentes de 11 a 17 años: La recomendación varía entre 600 y 800 UI diarias de vitamina D.

• Adultos: La ingesta diaria recomendada es de 600 a 1.000 UI de vitamina D.

• Embarazadas: Se sugiere una ingesta diaria de 600 UI de vitamina D.

Es importante tener en cuenta que estas recomendaciones son generales y pueden variar según las necesidades individuales.

El colecalciferol es la forma natural en la que el cuerpo sintetiza vitamina D cuando nos exponemos a la luz solar. La mayoría de la evidencia científica y los beneficios de la vitamina D se han demostrado con esta molécula en particular, mientras que la evidencia con otras opciones (como el calcifediol o el ergocalciferol) es más limitada.

Existen numerosos estudios que han demostrado los beneficios del colecalciferol en diversas condiciones, como el manejo del dolor, la esclerosis múltiple, la epilepsia, las infecciones respiratorias (incluyendo el COVID-19) y otras enfermedades autoinmunes o relacionadas con el déficit cognitivo.

Es importante tener en cuenta que la elección de la forma de vitamina D puede variar según la situación clínica y las necesidades individuales del paciente. Sin embargo, hasta el momento, la evidencia respalda principalmente los beneficios asociados con el colecalciferol.